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un estudio sobre adán coprovich

el primer tercio

el primer tercio

La impronta de la poesía oral dejó su huella en Coprovich, no sólo en cuanto a sus propias propuestas spoken o polipoéticas, sino también es su traslación a papel. La idea era provocar en el lector la misma impresión que en el oyente, la sonoridad fue siempre imprescindible para él. La palabra poética debía ser sonora porque es conjurable, porque es su vibración lo que influye en la realidad, como decía El Chojín. Sin duda esto se evidencia con mayor claridad en la poesía fonética, como puede verse en el poema radiofónico Para acabar con el juicio de Dios de Artaud, en Saul Williams y sobre todo en la poesía fonética de la Ursonate de Schwitters (1).

El mejor ejemplo de poesía fonética que he encontrado en la actualidad de nuestro país pertenece al libro Hojas de lechuga de Alfonso García Lomas, que fue accésit del Certamen de Jóvenes Creadores de la Comunidad de Madrid, 2007. El autor nos presenta un poemario que es básicamente insulso y vanal, un intento de poesía sucia tan común en la poesía madrileña de ahora; pero esconde una perla, el poema El primer tercio, donde conjuga la poesía fonética con una sustancial intencionalidad (pues se trata de nombres de medicamentos), creando un poema de "foneticidad dirigida", que fue siempre tan del gusto de Coprovich. A continuación se lo presento, para que juzgue usted mismo:

Urbason protovit nutracel

dalacín pirafren flixonás

halibut clamoxil claral.

 

Vasoconstrictor

antiácido angileptol

omeprazol fisiológico complex

aero-red.

 

Anso

feldene

ketoprofen.

 

Isdinium

ruscús  bronquial

 

laxatin  fortasec

 

pankreoflat.

 

(1) Pueden ver ejemplos de cada uno en este mismo estudio.

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